lunes, 2 de julio de 2012

EL VALLE DE GUADALUPE Y LA RUTA DEL VINO




Rodeado por enormes montañas y un paisaje desértico, viéndolo desde el aire, pareciera una mancha verde y fértil en medio del caluroso desierto y las dunas de arena, al fondo se puede ver el mar del pacífico. Esa es nuestra visión al acercarnos a Tijuana, en donde el avión de Aeroméxico nos llevó para visitar este hermoso Valle.
Desde el avión sentimos el amistoso recibimiento, ya que en clase turista y rodeado del equipo especial de Baja California Norte, que participó en las olimpiadas de Guadalajara, iba sonriente el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, que sencillo se mezcló entre la gente, conversador y amable, de buena estampa y excelente calidad humana. Es lo que los que lo conocen nos hablaron de él, tuvimos el gusto de saludarle y platicarle acerca de nuestra misión y lo que nos llevaba a su estado. Nos recibió con gusto y nos dio la bienvenida, ahí empezó nuestro mágico viaje al Valle de Guadalupe, invitadas por la vinícola Monte Xanic.

LOCALIZACION
El Valle de Guadalupe equivale en extensión a dos tercios de Napa Valley y las condiciones climáticas son muy similares a las del suroeste francés.
Regido por la delegación de Francisco Zarco del municipio de Ensenada, se encuentra a 30 Kilómetros de la ciudad de Ensenada, al interior de la península de Baja California. Tiene un micro-clima mediterráneo que es exclusivo y propicio para las actividades vitivinícolas.

HISTORIA
El Valle de Guadalupe es una región vitivinícola localizada en el estado de Baja California Norte. Se le conoce equivocadamente también como Valle de Calafia, nombre que se ha intentado usar para promover los productos de esta región a nivel nacional e internacional, sin embargo, el nombre correcto es Valle de Guadalupe, establecido gracias a la misión que los franciscanos establecieran en una de sus mesetas la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, misma que indígenas nativos destruyeran hacia 1840.

Fue des­cu­bier­to en 1795 por el al­fé­rez es­pa­ñol Il­de­fon­so Ber­nal; en 1834, la or­den do­mi­ni­ca fun­dó en una de sus me­se­tas la mi­sión de Nues­tra Se­ño­ra de Guadalupe del Nor­te. Los frai­les conducidos desde la ciudad de México por Fray Félix Caballero, apro­ve­chan­do las ca­rac­te­rís­ti­cas de la tie­rra y del cli­ma, ini­cia­ron el cul­ti­vo de la vid, el al­ba­ri­co­que, la pe­ra y el oli­vo. El va­lle con­ta­ba en­ton­ces con apro­xi­ma­da­men­te 400 ha­bi­tan­tes na­ti­vos. En 1840 la misión fue destruida por indígenas de la región y el valle pasó a manos del gobierno, que envuelto en la invasión de Estados Unidos, la dejó en manos de una empresa rusa colonizadora por 50 años, quienes retomaron la producción del vino.

Pudimos ver que principalmente se cultiva la vid, olivo, encino , nopal, pino, cedro, matorrales con espinas y rosales, entre otras variedades y entre su fauna observamos varios conejos, liebres, lagartijas, correcaminos y nos comentaron que también hay gato montés, coyotes y víboras de cascabel. Aunque afortunadamente no nos topamos con ninguno de estos últimos.




LA RUTA DEL VINO
Tuvimos la fortuna de hospedarnos en una casita en medio de los viñedos de Monte Xanic que el Dr. Hans Backhoff nos proveyó para nuestra misión. Recorrimos sus viñedos y probamos algunas de sus marcas en una degustación memorable al lado del lago interior de Monte Xanic, este fabuloso lugar se llama Vitis Bistro Campestre, el chef Loui Hussong junto con la Sra. Lety Backhoff se encargaron de deleitarnos con una deliciosa comida. El maridaje fue perfecto, con una entrada de Cayo de Hacha sobre cama de manzana verde y salsa de piña que se complementó perfectamente con un vino blanco Chenín Colombard, simplemente delicioso, después un corte perfecto de cordero sobre puré de calabazas en salsa de ciruela que se acompañó de un tinto Syrah edición especial firmado por el Dr. Backhoff , una deliciosa charola de quesos con cerezas, pan y aceite de olivo de Monte Xanic y para rematar un exquisito postre de merengue con salsa de pércimo. Simplemente delicioso.



Una noche antes, visitamos el Restaurante Laja  donde todos sus vegetales y frutos son cultivados en su propia huerta, cortados frescos cada día, además hornean su propio pan, los lácteos, carnes y pescados, son comprados exclusivamente a productores de la región. Su menú de 8 tiempos es diseñado cada semana por el chef Rafael, el enólogo Andrés Blanco y el chef director Jair Tellez, la comida realmente se aprecia por su frescura y calidad de los alimentos, realmente es delicioso.




Por la mañana visitamos el viñedo Adobe Guadalupe en donde el mezcal Lucifer, exclusivo de esta casa vinícola, nos movió el panorama. Degustamos sus vinos tintos que tienen nombre de arcángeles y saben a los propios ángeles. Muy ricos. La propiedad edificada bajo las órdenes de Don y Tru Miller, tiene dejos de arquitectura tipo marroquí y árabe, tienen un pequeño boutique hotel con tienda y ofrecen degustaciones bajo previa cita, Tru es apasionada de los caballos y también te ofrece paseos por los viñedos a caballo.

Camino de regreso, se vislumbra en un monte, una estructura muy bella con viñedos plantados en la colina, se trata de las Viñas de Garza, propiedad de Amado Garza, quien nos recibió con la mayor de las sonrisas, nos dio un recorrido por su propiedad que realmente es muy bella y pudimos comer unas deliciosas ciruelas recién cortadas del árbol, que prácticamente explotaron en nuestras bocas. Su vino estrella el Amado IV, realmente nos dejó boquiabiertas, ya que sus sabores a chocolate y ciruelas degustado en su bonita cava, nos impactó.

Ya por la noche visitamos el Hotel Hacienda Guadalupe donde sus propietarios Daniel Sánchez y Gabriela Melchum,  están viviendo su sueño mexicano, tras haber trabajado durante 18 años y haber vivido el sueño americano, ahora es su proyecto de vida y lo disfrutan enormemente, se nota su alegría y su amabilidad, el hotel tiene 12 habitaciones y pudimos degustar su vino de la casa acompañado de una exquisita cena que comenzó con un ceviche verde delicioso.




Hubiéramos querido conocer más, pero el tiempo es implacable, prometimos regresar, tal vez en agosto que es cuando se festeja las fiestas de la Vendimia y la mayoría de las casas vinícolas ofrecen eventos, conciertos y promociones muy interesantes.



Lo que si podemos decirles es que este viaje, aunque sea una escapada de fin de semana, es algo que no se pueden perder. Los paisajes son magníficos, la comida natural y muy rica y la gente amable y cálida como su clima.

Agradecemos al Dr. Hans Backhoff, Erika Cusine, Israel y todo el staff de Monte Xanic por las atenciones recibidas en este viaje.

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